6 razones que hacen que “invertir” en diamantes sea una opción muy interesante
Según la Real Academia Española de la lengua, la palabra “invertir” es definida como la acción de emplear dinero o tiempo en algo. Pero cuando hablamos de invertir, es indispensable pensar en el retorno que esa inversión que queremos realizar con la compra de un activo nos devuelva unos ingresos superiores al desembolso que hemos tenido que realizar con su adquisición.
Si lo que tenemos en mente es comprar uno o varios diamantes a modo de inversión, debemos tener en cuenta diversos factores, ya que no es un activo comparable a unas acciones o un bien inmobiliario.
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Los diamantes no se deprecian
En su adquisición, además del IVA, asumiremos la tasa de beneficio que se queda el joyero (o vendedor) y con ello, el valor residual del diamante una vez adquirido será sensiblemente inferior al que hemos pagado. Pero este precio nunca se devaluará, sino al contrario. Con el paso del tiempo nuestra piedra preciosa irá aumentando su valor año tras año, hasta el punto de igualar su precio de compra y superarlo, generando así beneficios.
Además, la solidez histórica del precio de los diamantes ha quedado fuera de toda duda. Siempre se han recuperado notablemente de caídas de precios y crisis económicas.
Su valor es universal
Los diamantes conservan el mismo valor en todo el mundo, es decir que, junto con el oro, son las únicas divisas alternativas aceptadas de manera internacional con un mismo valor a nivel mundial. Sus cotizaciones son independientes de las leyes gubernamentales y tienen una conversión idéntica asegurada en cualquier momento y rincón del planeta.
Una inversión “anónima”
Invertir en estas gemas preciosas como bienes tangibles resulta especialmente interesante por su anonimato. Pese al elevado valor que pueden adquirir no es necesario ningún registro nominal para su adquisición y, por lo tanto, están exentos de cualquier gravamen, a diferencia de otros bienes tangibles como, por ejemplo, un inmueble.
Sin costes de mantenimiento
Al contrario que otros bienes inmuebles como pueden ser las propiedades inmobiliarias, los automóviles o las obras de arte, los diamantes no requieren de ningún mantenimiento específico. Por su naturaleza duradera y prácticamente irrompible, su estado a lo largo de los años permanece inalterable, especialmente si se trata de gemas que nunca han sido montadas en ninguna joya.
Ocupan muy poco espacio y son fáciles de transportar
Seguramente se trate del bien material que atesora más valor en relación al espacio físico que ocupa. Nuevamente, a diferencia de otros bienes que se pueden adquirir a modo de inversión, supone una ventaja sustancial, especialmente si hablamos de inmuebles, vehículos, obras artísticas, antigüedades… incluso frente a otros materiales preciosos, para igualar su valor deberían poseer un gramaje muy superior, ocupando así más espacio.
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Su innegable esencia romántica
Sin duda, más allá del valor tangible de estas piedras preciosas, está lo que representan en el terreno amoroso. Son la prueba de un amor excepcional, el deseo de culminar una relación y de encerrar su magia para siempre. Además, como pasa con las obras de arte, son los únicos activos que no se deprecian al lucirlos y disfrutarlos.
Muchos mitos cuentan que un diamante es para siempre, pero lo que cierto es que lo que siempre perdurará es su alto valor como inversión, siempre que los adquiramos como un activo a largo plazo. ¿Nuestro consejo? El mundo de los diamantes puede ser complejo y si tienes intención de adquirir uno, sea como inversión o no, lo mejor es que te dejes orientar por expertos profesionales. En Comprem Or, nuestro equipo de expertos gemólogos te guiará y buscará la solución que mejor se adapte a tus necesidades. ¿Hablamos?
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